miércoles, 30 de junio de 2010

El tratamiento antirretroviral pasados los 60 años

Pese a que las comorbilidades asociadas a la edad no parecen afectar a la respuesta a la terapia, su manejo adecuado resulta crucial en personas con VIH mayores

Juanse Hernández - 30/06/2010


Según un estudio publicado en la edición del 1 de julio del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, una amplia mayoría de personas mayores de 60 años responden bien al tratamiento antirretroviral, lo que les permite reducir la viremia hasta niveles indetectables y aumentar de forma considerable los recuentos de células CD4.

Los ensayos sobre el impacto del VIH, sus enfermedades asociadas y los efectos de la terapia antirretroviral en personas de mayor edad han sido hasta ahora escasos y no concluyentes. Esto entra en contradicción con el hecho de que el número de personas con VIH va aumentando, tanto por el incremento de la edad media a la que se realizan los diagnósticos como por el hecho de que un número creciente de pacientes con VIH viven más años en los países industrializados gracias a la terapia disponible.

Algunos estudios cifran en un 50% la proporción de personas con VIH que pueden superar los 50 años en 2015 en los países con acceso al tratamiento. Sin embargo, seguimos sin disponer de cálculos epidemiológicos fiables para personas mayores, y se sabe poco sobre las interacciones entre el envejecimiento y la infección por VIH, tanto en relación con la progresión de la enfermedad como con la eficacia, tolerabilidad y toxicidad a corto y largo plazo del tratamiento antirretroviral, la farmacocinética específica de los medicamentos para el VIH en estas personas, y la interacción entre la terapia anti-VIH y otras enfermedades subyacentes propias de la edad y su tratamiento. Además, algunos estudios de pequeño tamaño han sugerido que las personas de mediana edad que empiezan el tratamiento antirretroviral podrían experimentar una recuperación menor de células CD4.

Con el fin de determinar el impacto de la terapia antirretroviral en personas mayores, un grupo de investigadores del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago (EE UU) revisó los historiales médicos de 191 pacientes con VIH de 60 años o más. Los expertos distribuyeron a los participantes en dos grupos según la edad que tenían en el momento del diagnóstico: 141 personas de más de 50 años, y 50 participantes de 50 años o menos.

El promedio de edad en el primer grupo fue de 65,5 años y la media de duración de la infección, de 8 años. El promedio de edad del segundo grupo fue un poco más joven (62,5 años), sin embargo, los participantes del mismo habían sido diagnosticados desde hacía el doble de tiempo.

Aunque los dos grupos fueron similares respecto a la mayoría de variables, los pacientes diagnosticados cuando tenían más de 50 años tuvieron más probabilidades de estar coinfectados por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC). Los investigadores observaron que este grupo de personas diagnosticadas con más edad igualmente presentó recuentos más bajos de CD4 antes de iniciar el tratamiento antirretroviral. No obstante, los dos grupos respondieron igual de bien a la terapia.

Un 70% de los participantes de ambos grupos lograron reducir su carga viral hasta niveles indetectables tras empezar el tratamiento. A pesar de que las personas integrantes de los dos grupos tuvieron también aumentos significativos en los recuentos de CD4, de poco menos de 200 células/mm3 de promedio, se apreció una tendencia hacia una recuperación inmunitaria más modesta en aquéllas que habían sido diagnosticadas pasados los 50.

Asimismo, hubo una tasa muy elevada de comorbilidades en los dos grupos: un 68% tenía hipertensión, un 48% hipercolesterolemia, un 25% enfermedad renal, un 23% diabetes y un 13% cardiopatía. Sin embargo, la presencia de estas otras enfermedades no pareció reducir de forma significativa el impacto positivo del tratamiento antirretroviral.

Los investigadores sugieren que la alta tasa de respuesta a la terapia fue probablemente debida, al menos en parte, al buen nivel de adhesión al tratamiento entre los participantes. Este dato viene a confirmar los resultados de investigaciones previas, que muestran un nivel elevado de adhesión a la terapia antirretroviral en personas con VIH mayores.

En sus conclusiones, los investigadores afirman: “Nuestro estudio realizado en un único hospital pone de manifiesto que, con el tratamiento antirretroviral, los pacientes con VIH de edad avanzada obtienen resultados inmunitarios y virológicos exitosos a pesar de la elevada tasa de comorbilidades”. Y añaden: “Los resultados menos importantes en cuanto a la recuperación de CD4 podrían ser atenuados por un diagnóstico e inicio precoces de la terapia antirretroviral”.

Los expertos señalan que, como consecuencia del envejecimiento de la población con VIH, resulta cada vez más importante el manejo de otras comorbilidades que son habituales en personas de edad avanzada.


Fuente: Aidsmeds / Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.
Referencia: Manrique L, Aziz M, Adeyemi OM. Successful Immunologic and Virologic Outcomes in Elderly HIV-Infected Patients. J Acquir Immune Defic Syndr. 2010 July 1; 54(3), 332-334.

martes, 29 de junio de 2010

Características del huésped y del virus condicionan la progresión de la infección por VIH

Las variaciones en el correceptor CCR5 y en los antígenos leucocitarios humanos de tipo B son las que muestran un mayor impacto

Francesc Martínez - 29/06/2010


Según un estudio llevado a cabo por investigadores españoles de la Universidad Carlos III de Madrid, diversas variaciones genéticas humanas y del VIH pueden ayudar a predecir la velocidad de la progresión de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana. Los resultados de la investigación han sido publicados en la edición del 11 de junio de PLoS ONE.

Las variaciones genéticas humanas analizadas en diversos estudios explican entre el 13 y el 22% de las oscilaciones de la carga viral evaluadas. Los autores del presente estudio consideraron que la elaboración de modelos predictivos de mayor complejidad permitiría la identificación más precisa de la influencia de los factores genéticos tanto humanos como asociados al VIH.

Con este fin, los investigadores reevaluaron las definiciones clínicas de progresión según marcadores genéticos humanos y del virus en 64 personas con VIH sin experiencia en tratamientos atendidas en el Centro Sanitario Sandoval de Madrid o pertenecientes al Estudio de la Cohorte Suiza del VIH.

Así, se consideró controladores de élite (n= 9) a aquellas personas que se mostraban asintomáticas durante más de 10 años tras la seroconversión, con carga viral indetectable sin tomar tratamiento antirretroviral y que podían tener episodios aislados no consecutivos de viremia de hasta 1.000 copias/mL.

Bajo el nombre de controladores de la viremia no progresores a largo plazo (n= 7) se incluyó a pacientes que eran asintomáticos más de 10 años después de la seroconversión, con carga viral de hasta 2.000 copias/mL sin recibir tratamiento antirretroviral y episodios aislados con viremias superiores a dicho nivel.

Se definió como no controladores no progresores a largo plazo (n= 14) a personas que se mostraban asintomáticas más de 10 años después de la seroconversión y con una carga viral, sin tomar tratamiento anti-VIH, por encima de 2.000 copias/mL en más de la mitad de las pruebas.

Se consideró progresores crónicos (n= 10) a aquellos pacientes con infección sintomática o que iniciaron la toma de la terapia antirretroviral dentro de los 10 primeros años tras la seroconversión y con una carga viral estable sin recibir tratamiento anti-VIH superior a 2.000 copias/mL.

Por último, se definió como progresores rápidos (n= 24) a aquellos pacientes con dos o más recuentos de CD4 inferiores a 350 células/mm3 dentro de los tres primeros años tras la seroconversión y sin incrementos en dichos recuentos en ausencia de tratamiento. También se incluyeron en este grupo aquellas personas que empezaron la terapia anti-VIH dentro de los tres primeros años tras la seroconversión como consecuencia de, al menos, un recuento de CD4 inferior a 350 células/mm3; aquéllas con progresión a sida durante el mismo período, ó los pacientes que fallecieron debido a este síndrome durante el mismo intervalo de tiempo tras, como mínimo, un recuento de CD4 por debajo de 350 células/mm3.

Una vez clasificados los participantes en los grupos descritos, los investigadores buscaron las variaciones genéticas presentes en los voluntarios asociadas a haplotipos del CCR5 (que alteran la expresión del correceptor), haplotipos del CCR2 y diversas variaciones del complejo mayor de histocompatibilidad o antígenos leucocitarios humanos [HLA, en sus siglas en inglés]. Además, se evaluaron las variaciones genéticas del VIH, clasificando a los virus como “ancestrales” si presentaban poca dispersión genética respecto a los hallados en el momento de la seroconversión, o “modernos” si mostraban un mayor grado de dispersión con un elevado número de mutaciones.

Al analizar los datos, se observó un continuo descenso de factores considerados beneficiosos al pasar de controladores de élite a progresores rápidos (teniendo en cuenta los grupos presentes entre ambos). Así, el haplotipo homocigótico CCR5 H+/H+ (protector) se encontraba en el 78% de los controladores de élite y en el 33% de los progresores rápidos. Los alelos protectores del HLA-B (incluyendo a B*2705, B*5701, B*5101 y B*1302) pasaron del 39% en los controladores de élite al 4% en los progresores rápidos. La variación HLA-C-35 (también protectora) pasó del 83% en los controladores de élite al 13% en los progresores rápidos.

Por el contrario, los factores que confieren mal pronóstico se redujeron al pasar de controladores de élite a progresores rápidos. El haplotipo CCR5 P1 homocigótico se halló en el 0% de los controladores de élite y en el 13% de los progresores rápidos. Los alelos de riesgo HLA-B B*1801, HLA-B*35Px y el serogrupo B22 pasaron de estar presentes en el 11% de los controladores de élite a encontrarse en el 25% de los progresores rápidos.

Las diferencias entre los grupos alcanzaron valores estadísticamente significativos en los alelos protectores del HLA-B (p= 0,01) y en el haplotipo CCR5 H+/H+ (p= 0,02). Sin ser significativa, hubo también diferencia en HLA-C-35 (p= 0,06).

Se advirtió una mayor tendencia a tener VIH con genotipo ancestral en los no progresores, mientras que los progresores presentaban genotipos más modernos.

Los grupos controladores de la viremia no progresores a largo plazo y no controladores no progresores a largo plazo fueron los más difícilmente distinguibles a partir de los marcadores genéticos del huésped, aunque los controladores estaban infectados por genotipos del VIH más ancestrales.

Al contrario que en anteriores estudios, ninguno de los progresores rápidos poseía cepas con tropismo CXCR4 (consideradas de mayor patogenicidad).

Los hallazgos de este estudio pueden permitir una mejor definición de las características individuales de las personas con VIH, lo que puede ser de ayuda de cara al pronóstico, la toma de decisiones relativas al inicio del tratamiento antirretroviral y la investigación, ya que el análisis de factores genéticos del huésped asociados con una mayor protección frente al VIH podría propiciar la detección de nuevas dianas terapéuticas a nivel genético y el desarrollo de nuevos tratamientos como las terapias génicas, en la línea de la que está siendo investigada por David DiGiusto y su equipo de colaboradores.

Fuente: HIVandHepatitis.

Referencia: Casado C, Colombo S, Rauch A, et al. Host and Viral Genetic Correlates of Clinical Definitions of HIV-1 Disease Progression. PLoS ONE 5(6): e11079. June 11, 2010.

lunes, 28 de junio de 2010

Para la sede de la organización en Apostadero: Alcaldesa Darvelis entrega donación de aires acondicionados a Stop VIH

La alcaldesa Darvelis de Avila entregó a la organización Stop VIH, una donación de dos acondicionadores de aire, que serán instalados en la sede ubicada en Apostadero, municipio Maneiro, como manera de mejorar el ambiente de trabajo y optimizar la loable labor que desempeña la institución en cuanto a la prevención y asistencia a las personas en cuanto a enfermedades transmisibles.

Al respecto, acudió por Stop VIH al despacho de Darvelis en Pampatar, a formalizar la recepción de los aparatos de aire acondicionado, su presidente Jhonatan Rodríguez, a quien acompañaron Ruth Matos, coordinadora general; y Angel Muñoz, facilitador de proyectos en Derechos Humanos.

Darvelis entregó la donación, junto a Ernesto Guerra, director de Despacho; Josefina de Acosta, directora de Salud y Bienestar Social; y Melissa Araque, jefa de la oficina de Atención al Ciudadano de Maneiro. Stop VIH tiene como misión concienciar a niños, adolescentes, jóvenes y adultos, sobre la existencia y peligros para el ser humano del virus de inmunodeficiencia humana y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

El tratamiento antirretroviral posnatal disminuye de forma importante la transmisión del VIH a través de la lactancia

El riesgo de transmisión se redujo a la mitad

Francesc Martínez - 28/06/2010


Un estudio llevado a cabo en Malaui ha mostrado que la terapia antirretroviral de una madre o de su hijo recién nacido durante 28 semanas constituye una estrategia eficaz para reducir la transmisión del VIH por medio de la lactancia.

Se calcula que unos 200.000 lactantes se infectan anualmente por el VIH a través del amamantamiento. Sin acceso al tratamiento, la mitad de esos menores fallecerán dentro de sus dos primeros años de vida. El uso de fórmulas de leche maternizada disminuye el riesgo de transmisión posnatal del VIH, pero se ha asociado con una mayor tasa de muerte temprana en los países con recursos limitados, ya que la lactancia materna desempeña un papel importante desde el punto de vista inmunitario. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda en estos países la lactancia materna durante los primeros 6 meses de vida de los hijos cuyas madres tienen VIH.

La combinación de lactancia materna y tratamiento antirretroviral se ha planteado como una solución equilibrada, puesto que permite mantener el amamantamiento natural disminuyendo el riesgo de transmisión. En esta línea, los autores del presente ensayo distribuyeron aleatoriamente a 2.369 madres con VIH de Malaui con recuentos de CD4 de al menos 250 células/mm3 y sus respectivos hijos en tres grupos.

En todos los casos, tanto las madres como los hijos habían recibido tratamiento profiláctico perinatal (dosis única de nevirapina [Viramune®] y una semana de zidovudina y lamivudina [Combivir®]).

Además de la profilaxis perinatal, en uno de los grupos, las madres tomaron durante 28 semanas tratamiento basado en Combivir® y Viramune®, nelfinavir (Viracept®) ó lopinavir/ritonavir (Kaletra®); en otro, los recién nacidos recibieron monoterapia con nevirapina durante 28 semanas, y en el último de los grupos -el grupo control- no se añadió ninguna terapia al tratamiento profiláctico perinatal.

El 5,0% de todos los niños que participaron en el estudio adquirieron la infección por VIH dentro de las dos primeras semanas de vida.

El riesgo de transmisión del virus entre las dos y las veintiocho primeras semanas de vida fue significativamente mayor en el grupo control (5,7%) que en los grupos bajo terapia materna (2,9%; p= 0,009) o con tratamiento del menor (1,7%; p <0,001).

El riesgo calculado de infección por VIH o muerte del recién nacido entre las dos y las veintiocho primeras semanas de vida fue del 7,0% en el grupo control, del 4,1% en el grupo con tratamiento materno (p= 0,02) y del 2,6% en el grupo bajo terapia infantil (p <0,001).

La proporción de mujeres con neutropenia fue mayor en el grupo que recibió tratamiento materno (6,2%) que en el grupo control (2,3%) o el de terapia infantil (2,6%). Entre los bebés a los que se administró nevirapina, el 1,9% presentaron reacción de hipersensibilidad.

Los resultados de este estudio ponen de relieve la importancia del tratamiento antirretroviral posnatal como herramienta para prevenir la transmisión del VIH a través del amamantamiento. Sin embargo, dado el elevado riesgo de transmisión del virus y el mal pronóstico de dicha infección en la población seleccionada en el estudio, podría considerarse una práctica éticamente cuestionable la inclusión de un grupo control sin ningún tipo de tratamiento posnatal más allá de la profilaxis perinatal.

Fuente: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.

Referencia: Chasela CS, Hudgens MG, Jamieson DJ, Kayira D, Hosseinipour MC, et al. Maternal or infant antiretroviral drugs to reduce HIV-1 transmission. N Engl J Med. 2010 Jun 17; 362(24): 2.271-2.281.

viernes, 25 de junio de 2010

Una investigación sugiere que una respuesta lenta al tratamiento no implica, necesariamente, un peor pronóstico a largo plazo

El tener que conseguir cuanto antes una carga viral indetectable puede añadir ansiedad al inicio de la terapia

Xavier Franquet - 25/06/2010


El comienzo del tratamiento antirretroviral es un momento muy importante para las personas que viven con VIH. A la preocupación sobre la nueva rutina en las tomas de fármacos, la tolerancia al tratamiento y los posibles efectos secundarios, se une a veces la ansiedad por lograr que la carga viral alcance la indetectabilidad lo antes posible.

Esto es así porque predomina la idea de que, cuanto antes consigamos que la carga viral se sitúe por debajo de las 50 copias/mL, mejor será la eficacia del tratamiento a largo plazo. Pues bien, ahora, un equipo de investigadores británicos viene a desmentir esta hipótesis con datos procedentes del análisis de varios estudios recientes. El trabajo ha sido publicado en la edición del 19 de junio de la revista AIDS.

En general, se dice que una respuesta rápida consiste en una reducción del ARN del VIH (carga viral) hasta niveles indetectables en un período máximo de tiempo de 12 semanas tras el inicio del tratamiento antirretroviral; y que se da una respuesta lenta cuando dicha indetectabilidad se ha alcanzado entre las semanas 12 y 24.

En teoría, algunos investigadores piensan que una respuesta rápida al tratamiento confiere más beneficios que una respuesta lenta, como una mayor probabilidad de mantener una carga viral indetectable durante un período largo de tiempo. Sin embargo, este extremo no habría sido del todo probado.

Ahora, un equipo del Hospital Chelsea and Westminster [Londres, Reino Unido], liderado por Graeme Moyle, ha analizado datos de dos estudios recientes: ARTEMIS y TITAN. Ambos ensayos incluyeron a personas sin experiencia previa en el uso de antirretrovirales y compararon darunavir (DRV, Prezista®) potenciado con ritonavir (Norvir®) con lopinavir/ritonavir (LPV/r, Kaletra®).

Moyle y su equipo de colaboradores encontraron que las personas que mostraban respuestas virológicas más lentas no tenían menos probabilidades de presentar carga viral indetectable al cabo de 96 semanas de tratamiento que aquéllas que obtuvieron una respuesta más rápida. En cambio, sí hallaron una relación entre la carga viral basal (en el momento del inicio del tratamiento) y la eficacia de la terapia a largo plazo.

Aquellos pacientes con cargas virales muy altas tenían más probabilidades de experimentar un rebote de la replicación viral que los que tenían cargas virales basales más bajas. Aunque no dan cifras, habitualmente se considera carga viral alta un valor igual o superior a 100.000 copias/mL.

En el estudio ARTEMIS, aquellas personas que tomaron LPV/r también tuvieron más probabilidades de haber experimentado rebotes virales a la semana 96 que las personas que tomaron DRV/r.

Los autores hallaron que los resultados de los estudios TITAN y ARTEMIS eran coherentes con los de otros estudios. En el ACTG 5142, los participantes que tomaron combinaciones con efavirenz (EFV, Sustiva®) obtuvieron descensos de carga viral más rápidos que aquéllos que recibieron LPV/r. Sin embargo, tras 96 semanas de tratamiento, los fracasos atribuibles a LPV/r se asociaron, en menor medida, con la aparición de resistencias que los relacionados con EFV.

De manera similar, un estudio que comparaba raltegravir (RAL, Isentress®) con EFV encontró proporciones parecidas de personas con carga viral indetectable en ambos grupos, a pesar de que las que tomaron RAL vieron como sus cargas virales descendían más rápidamente durante las primeras semanas de tratamiento.

También parece que se repite el mismo patrón entre pacientes con experiencia previa en el uso de antirretrovirales. En el estudio DUET, que comparó etravirina (ETV, Intelence®) con placebo [en ambos casos junto a una terapia de base optimizada que incluía DRV/r], un descenso más rápido de la carga viral no predijo el éxito del tratamiento a largo plazo.

Es importante que este tipo de análisis se incorpore a los estudios en curso para arrojar más luz sobre si las caídas más rápidas de carga viral aportan o no algún beneficio a medio y largo plazo.

Fuente: Aidsmeds.
Referencia: Moyle G, DeMasi R, Hill A, et al.
Does earlier HIV RNA suppression provide long-term benefits? AIDS. 2010 June 19; 24(10): 1.591-1.593.

jueves, 24 de junio de 2010

Aprendiendo a vivir con VIH/Sida (Prevención + Adherencia + Consejería)

Invitamos a todos/as a participar en el conversatorio del próximo jueves 1 de julio de 2010 a las 9 a.m en la Casa de la Cultura Ramón Vásquez Brito de Porlamar, totalmente gratis. Trae a tu pareja, amigos, vecinos, primos, familiares, compañeros, conocidos.

Coordinación de Prensa, CNP 14.221, Organización StopVIH - 24/06/2010


“En ACCSI Acción Ciudadana Contra el Sida (ACCSI) estamos muy contentos por la participación de Jhonatan Rodríguez (StopVIH) y Juan Marcano (ADHAM) en el taller de Actualización de Consejeros (realizado en Valencia), en la Etapa de Aplicación práctica de la Consejería y en la Jornada de Evaluación (realizado en Caracas), actividades correspondientes a la Fase 3 del Proyecto Prevención para Positivos y Positivas”, manifestó Alberto Nieves, Director Ejecutivo de ACCSI.

Actualmente se desarrolla la Fase 4 del proyecto, en la que se realizarán una gama de actividades para la difusión de 3 componentes del proyecto, que son, la importancia de la prevención del VIH, la adherencia a los medicamentos antirretrovirales y de los servicios de Consejería en los 7 estados seleccionados para esta iniciativa, los cuales fueron, Aragua, Bolívar, Caracas, Carabobo, Mérida, Nueva Esparta y Zulia.

En el estado Nueva Esparta, corresponde a la Jhonatan Rodríguez de Organización StopVIH y a Juan Marcano de ADHAM la facilitación de la charla que está planificada para el jueves 1 de julio de 2010 desde las 9 a.m hasta las 11 a.m en la sala de conferencias de la Casa de la Cultura Ramón Vásquez Brito en la ciudad de Porlamar.

El presidente de la Organización StopVIH, Jhonatan Rodríguez informó que la invitación es para todas las personas interesadas, en especial a los usuarios y usuarias de los servicios de VIH/Sida de la entidad, a sus familiares y amigos a participar. El conversatorio es totalmente gratuito, además, cada participante se llevará un kit informativo y podrá disfrutar del desayuno.

Por su parte, Juan Marcano, Coordinador General de ADHAM resaltó la importancia de los servicios de Consejería para lograr la adecuada adherencia al tratamiento antirretroviral, así mejorar la calidad de vida de los/as usuarios/as.

El proyecto de prevención para positivos y positivas ha sido financiado por Pharmaceutical Group / Cipla y aprobado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, asimismo, cuenta con el auspicio especial de PötheGobbi, Gobernación del estado Nueva Esparta y la Fundación Casa de la Cultura Ramón Vásquez Brito en la región insular.

"Agradecemos a los responsables del Proyecto de Prevención para Positivos y Positivas: ACCSI, AMAVIDA, RVG+ y Sociedad Wills Wilde, toda la confianza que han depositado en nosotros y esperamos continuar trabajando articulados en futuros proyectos para responder efectivamente a la epidemia del VIH/Sida" expresó el presidente de StopVIH, Jhonatan Rodríguez.

Para más información visita www.stopvih.org, únete al grupo StopVIH en Facebook o sigue @stopvih en Twitter.



Fuente: Coordinación de Prensa, Organización StopVIH, CNP 14.221.
Referencia: Jhonatan Rodríguez, Presidente, Organización StopVIH, Secretario General de la Coalición de ONGs en VIH del Interior del País (COVIP). Juan Marcano, Coordinador General, ADHAM. Estevan Colina, Coordinador General, AMAVIDA. Secretario General de la RVG+. Alberto Nieves, Director Ejecutivo MIPA, ACCSI. Sergio Gúzman, Coordinador General, Sociedad Wills Wilde.
Ciudad y Fecha: Pampatar, 24 de junio de 2010 (Isla de Margarita, Venezuela).

miércoles, 23 de junio de 2010

Disfunción sexual en las mujeres

Un Comité Asesor de la FDA considera insuficientes los beneficios aportados por un fármaco para tratar la falta de libido femenina

Francesc Martínez - 23/06/2010


Las disfunciones sexuales constituyen un problema muy frecuente entre las personas con VIH. Se calcula que entre un 20 y un 70% de las personas seropositivas experimentan algún tipo de estas disfunciones, entre las que destacan una disminución del deseo sexual y dificultades para lograr la erección, la eyaculación o el orgasmo.

Algunos de los factores potencialmente implicados en estos trastornos son los problemas psicológicos que pueden asociarse a la infección, el propio VIH, el uso de ciertos medicamentos antirretrovirales [algunos estudios han sugerido que el empleo de inhibidores de la proteasa podría generar disfunción sexual] y el déficit de testosterona (que puede afectar a la libido tanto de hombres como de mujeres).

Mientras que en el caso de los varones existen diferentes fármacos para tratar la disfunción eréctil, como sildenafilo (Viagra®), vardenafilo (Levitra®) o tadalafilo (Cialis®), no existen medicamentos comercializados capaces de solucionar la pérdida de libido femenina.

El desarrollo de un nuevo fármaco en fase de investigación, llamado fiblanserina, parecía estar destinado a cubrir este vacío terapéutico, pero un Comité Asesor de la Agencia de la Alimentación y el Medicamento de EE UU [FDA, en sus siglas en inglés] ha concluido que, a la luz de los resultados de los estudios llevados a cabo por Boehringer Ingelheim -compañía propietaria del fármaco-, el medicamento no proporciona suficientes beneficios respecto a placebo en el tratamiento de la ausencia de libido en las mujeres.

Flibanserina, originariamente diseñada para el tratamiento de la depresión, difiere de forma notable en su mecanismo de acción de los fármacos para tratar la disfunción eréctil masculina, cuya eficacia se basa en la capacidad para dilatar los vasos sanguíneos.

La decisión del Comité Asesor se sustentó en el análisis de dos estudios prospectivos, de distribución aleatoria y a doble ciego, que compararon dos dosificaciones de flibanserina con placebo en mujeres premenopáusicas con deseo sexual inhibido durante 28 semanas.

Los ensayos examinaron los cambios en el número de relaciones sexuales satisfactorias respecto a un período de 4 semanas previo al inicio del estudio. También se evaluaron los cambios en el deseo sexual, según las puntuaciones facilitadas por las participantes. De hecho, debido a la subjetividad de los datos analizados, éstos fueron registrados por las voluntarias a través de diarios electrónicos personales.

En ambos estudios, los grupos con flibanserina mostraron una mayor puntuación en el número de relaciones sexuales satisfactorias (una mejora de 1,6 puntos en el grupo con flibanserina y una de 0,8 con placebo; p= 0,005). Además, entre un 30 y un 40% de las mujeres que tomaron este fármaco experimentaron un mayor número de relaciones sexuales satisfactorias, mientras que con placebo el porcentaje osciló entre un 15 y un 30%.

A pesar de tratarse de diferencias significativas, el Comité Asesor no consideró suficientes las mejoras para demostrar la eficacia del fármaco, ya que valoró negativamente el hecho de que ninguno de los dos estudios lograra mostrar diferencias significativas en las puntuaciones relativas al deseo sexual.

Las reacciones adversas más comunes con flibanserina fueron mareos y náuseas. Un 15% de las voluntarias que tomaron el fármaco abandonaron el tratamiento debido a los efectos secundarios, mientras que en los grupos con placebo el porcentaje fue del 7%.

Ante estos decepcionantes resultados y la falta de alternativas terapéuticas, es importante el desarrollo de fármacos destinados al tratamiento de la falta de libido femenina, puesto que la sexualidad forma una parte irrenunciable de la calidad de vida de las personas.

Fuente: NATAP/Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.
Referencia: Comunicado de prensa de la FDA - 18/06/2010.

martes, 22 de junio de 2010

Una nueva terapia génica permite introducir genes anti-VIH en células madre sanguíneas

La técnica, en proceso de mejora, consiguió que las células se reintrodujeran con éxito una vez modificadas

Francesc Martínez - 22/06/2010


Tras el exitoso caso de trasplante de células madre sin el correceptor CCR5, en el que una persona lleva más de dos años sin necesidad de tomar antirretrovirales para controlar la infección por VIH, y dada la dificultad para reproducir las condiciones que posibilitaron el tratamiento -es extremadamente difícil hallar donantes de células madre compatibles que, además, presenten una mutación que impida la formación de correceptores CCR5 funcionales-, un nuevo estudio, publicado en la edición del 16 de junio de Science Translational Medicine, ha puesto a prueba una nueva modalidad de terapia génica para modificar células madre propias de modo que generen células CD4 resistentes al VIH una vez reimplantadas en el organismo.

La nueva técnica fue llevada a cabo con personas seropositivas que precisaban un autotrasplante de células madre para el tratamiento de un linfoma. El autotrasplante de células madre se utiliza en casos en los que se debe someter al paciente a un fuerte tratamiento quimio y/o radioterápico con el objetivo de reconstituir la producción de células sanguíneas cuando haya finalizado dicho tratamiento.

David DiGiusto y su equipo de colaboradores del Hospital City of Hope de Duarte (California, EE UU) modificaron genéticamente las células madre y las cultivaron para amplificar el efecto de la técnica antes de reimplantarlas a los cuatro participantes en el estudio.

Las tres modificaciones genéticas realizadas fueron la introducción de una secuencia capaz de inhibir la replicación del VIH, de una molécula que inhibe la capacidad de la proteína TAT para favorecer la reproducción del virus y de una ribozima (molécula de ARN capaz de catalizar reacciones químicas) que inhibe la producción del correceptor CCR5.

El análisis previo al trasplante de las células madre modificadas no mostró diferencias significativas respecto a las no modificadas en cuanto a su capacidad reproductiva y, por tanto, de generar nuevas células sanguíneas. También se apreció una importante expresión de las tres moléculas anti-VIH introducidas en las células, aunque dicha expresión decayó hasta veintidós veces durante cuatro semanas de cultivo.

Por cuestiones de seguridad, en el estudio se autotrasplantaron tanto células modificadas como células no modificadas genéticamente. Las células trasplantadas se reintrodujeron con éxito en los cuatro participantes y, once días después del trasplante, ya se pudo observar la expresión de las nuevas moléculas, detectables hasta los 24 meses posteriores a la intervención, aunque a niveles muy bajos.

Pese a que el presente ensayo no proporcionó una eficacia antiviral efectiva, debido a la limitada duración de las células madre modificadas en el organismo, los autores del estudio ya trabajan en mejoras de la técnica que posibiliten la introducción de un mayor número de células modificadas, lo que podría permitir un mayor impacto de la técnica sobre la reproducción del VIH y empezar a ofrecer cierta eficacia antiviral.


Fuente: Aidsmeds.com.
Referencia: DiGiusto DL, Krishnan A, Li L, Li H, Li S, et al. RNA-based gene therapy for HIV with lentiviral vector-modified CD34(+) cells in patients undergoing transplantation for AIDS-related lymphoma.
Sci Transl Med. 2010 Jun 16; 2(36): 36ra43.

lunes, 21 de junio de 2010

SEISIDA 2010: La atención al paciente con VIH crónico

Médicos, ONG y pacientes coinciden en la conveniencia de adecuar el manejo de la infección a las nuevas necesidades

Juanse Hernández - 21/06/2010


La aparición de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), y en especial la irrupción de nuevas clases de fármacos dirigidos a nuevas dianas terapéuticas, ha supuesto un descenso de la morbimortalidad asociada al VIH. La mejora de la esperanza de la vida ha traído consigo el concepto de cronificación, aplicado a todos los ámbitos que tienen que ver con la atención y la asistencia de esta enfermedad. Sin embargo, cronificación no es sinónimo de normalización y mejora: así, podemos ver cómo se han cronificado todos los aspectos negativos vinculados al VIH desde su inicio. El manejo de la infección crónica por VIH precisa un replanteamiento estructural si se quiere dar respuesta a las nuevas necesidades que han ido surgiendo, solucionar los obstáculos del pasado que dificultan la atención del paciente con VIH crónico y poner a éste en el centro de la intervención.

Éstas son las principales conclusiones a las que llegaron los ponentes de una sesión del XII Congreso Nacional sobre el Sida de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), celebrado la semana pasada en Santiago de Compostela, que, con el título ?Nuevas estrategias en la atención al paciente seropositivo crónico’, debatió acerca de los retos en el manejo de la infección por VIH con una abrumadora participación de un auditorio repleto de médicos, personal de enfermería, ONG y pacientes.

El Dr. José Antonio Iribarren, del Hospital Donostia, en San Sebastián, fue el encargado de ofrecer un panorama general sobre el paciente con VIH crónico en la actualidad. El ponente hizo un repaso de los resultados de los estudios que muestran cómo los avances terapéuticos se han traducido en un aumento de la esperanza de vida de los pacientes. Por ejemplo, un estudio realizado en una cohorte danesa calculó que, para una persona infectada por VIH de 25 años de edad, la esperanza de vida restante aumentó desde 8 años para un paciente del período 1995-1996, pasando por 23 años para los diagnosticados en el período 1997-1998, hasta 33 años (39 para los no coinfectados por el virus de hepatitis) para los diagnosticados en el período 2000-2005. Es decir, un paciente diagnosticado de infección por VIH, sin otras comorbilidades, en el período 2000-2005, tuvo una esperanza de vida de 64 años [que puede ser similar a la de pacientes a los que, con la misma edad, se les diagnostica otra enfermedad crónica, como la diabetes], frente a 76 de la población general. Otro estudio presentado en la última edición de la CROI sugiere que la esperanza de vida es aún mayor y casi igual a la de la población general: en la cohorte holandesa ATHENA se calculó que, para un paciente de 25 años, sin otras comorbilidades, diagnosticado de infección por VIH en 2009, su esperanza de vida es de 77, 7 años, muy parecida a la de 78,1 años en la población general holandesa de la misma edad.

Según Iribarren, podría parecer que con un diagnóstico precoz y un seguimiento y tratamiento adecuados la evolución de una persona con VIH no supondría un gran problema. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja por varias razones: el diagnóstico tardío, que afecta a más del 40% de los nuevos diagnósticos e implica una mayor mortalidad; el aumento continuo de nuevas infecciones que afectan sobre todo a grupos vulnerables -como los inmigrantes o los hombres que practican sexo con otros hombres-; la coinfección por el VIH y el virus de la hepatitis C (VHC), que comporta que, como consecuencia de las limitaciones del tratamiento contra el VHC, un número elevado de personas presente cirrosis hepática, lo que implica un aumento de la morbimortalidad y, en su caso, la necesidad de trasplante; los efectos de la inflamación crónica que produce la infección por VIH, a pesar del uso de una TARGA eficaz, y que conlleva un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, desarrollo de neoplasias, problemas renales, deterioro neurocognitivo, etc.; y las dificultades para poder realizar un manejo clínico adecuado de ciertos pacientes (personas no adherentes al tratamiento, personas en exclusión o precariedad), que constituyen una población especialmente vulnerable que precisa una aproximación específica.

Sobre la base de estas diferentes situaciones, Iribarren considera que las personas con VIH que acuden a la consulta suponen un grupo relativamente heterogéneo de pacientes, aunque clasificables en varios subgrupos, pudiendo transitar, al menos en algunos casos, entre varios de estos subgrupos a lo largo del tiempo. Estos subgrupos podrían ser:

1.- Una proporción importante (en torno al 50-60%) de pacientes no coinfectados por el virus de la hepatitis, con buen control de la infección por VIH. Este subgrupo de pacientes se podría, a su vez, dividir en personas sin comorbilidades asociadas y personas con una o varias comorbilidades.

2.- Un grupo de pacientes coinfectados por las hepatitis virales, sobre todo el VHC, que no han respondido al tratamiento estándar (interferón pegilado y ribavirina) disponible hoy en día, que podrían, a su vez, presentar o no otras comorbilidades asociadas.

3.- Un subgrupo pequeño pero significativo de pacientes muy vulnerables, bien por estar gravemente inmunodeprimidos (<10%>

En sus conclusiones, Iribarren afirma que, con el fin de dar respuesta a esta heterogeneidad de pacientes y situaciones, probablemente ha llegado el momento de “repensar”, una vez más, la estrategia a seguir (quién, cómo, en qué niveles asistenciales…) para adecuar la atención a estas nuevas necesidades que han ido surgiendo.

En la misma línea, Diego García Morcillo, miembro del Foro Español de Activistas en Tratamientos del VIH (FEAT) y de la ONG sevillana Adhara, ofreció la perspectiva del paciente con VIH respecto a la atención y seguimiento de la infección. El ponente, que cuenta con una amplia experiencia como paciente y activista, basó su intervención en los escasos avances que se han producido a la hora superar todos los aspectos negativos que están asociados al VIH desde su aparición y que dificultan el manejo óptimo del paciente.

De acuerdo con el activista murciano, “con el paso de los años, hemos visto cómo de los cuadros agudos de prejuicio, precariedad, abandono, estigma, desigualdad, rechazo, miedo, discriminación, desinformación, desinterés político, soledad y muerte, se ha pasado a una cronificación de todos ellos, incluido el de la mortalidad, entendida aquí como una lenta pero irremediable muerte social, muerte de interés y muerte biológica de ese goteo incesante pero constante de personas que, por ser las más vulnerables, con menos voz y más invisibles, aparecen como meros números inevitables y menores en una estadística incómoda que a los responsables de salud pública les gustaría obviar, al igual que hacen en sus políticas de salud”.

Esta situación de cronificación, entendida aquí como una situación de precariedad sostenida en el tiempo, se extiende en todos los ámbitos y se puede constatar por la limitación de recursos que reciben las ONG que trabajan en la atención y prevención del VIH/sida; por la limitación de los equipos de las unidades de enfermedades infecciosas, que continúan con el mismo o parecido personal para atender a un número creciente de pacientes cada vez más numeroso y con un mayor número de comorbilidades, y por la escasez o ausencia de equipos interdisciplinarios en los hospitales que puedan tratar de forma conjunta el importante deterioro que el VIH supone a nivel psicológico, nutricional, metabólico, neurocognitivo y emocional.

En su opinión, la atención del paciente con VIH no está en la actualidad adaptada a las necesidades derivadas de una enfermedad crónica. Las personas seropositivas se ven abocadas a un peregrinaje por las distintas unidades médicas de un mismo hospital para realizar los controles oportunos; tienen que acomodarse a los horarios de farmacia para la recogida de medicamentos y a las nuevas restricciones en la cantidad dispensada, que obliga a más visitas a la consulta, a veces incluso con periodicidad quincenal. Según Diego García, “no hay vida laboral que pueda sobrevivir mucho tiempo a este constante goteo en absentismo (...); que termina no sólo con la vida laboral y social de la persona, sino también con su salud emocional”.

La peor parte de esta cronificación de la precariedad se la llevan las ONG, que han pasado de un alarmante fase aguda de inestabilidad económica a una situación de escasez crónica que pone en peligro la propia existencia de muchas de las entidades que, durante años, llevan a cabo numerosos servicios de atención y prevención con las poblaciones más vulnerables y en riesgo de exclusión. En opinión de Diego García, en estos momentos de crisis económica y de grandes recortes, las políticas encaminadas a frenar la expansión del VIH/sida en colectivos crónicamente marginados se ven aún más recortadas o eliminadas de manera directa por políticas cortas de miras que, lejos de velar por una verdadera salud pública a largo plazo, sólo pretenden presentar buenos cuadros de resultados inmediatos, sin parecer importarles los terribles efectos que estrategias tan simplistas puedan tener a la larga.

Mientras que las nuevas leyes de salud pública ponen cada vez más el acento en los deberes de la persona en el autocuidado y autogestión de su salud y se proclama a los cuatro vientos un concepto de salud holístico en que el ciudadano es copartícipe junto a médicos y responsables de la sanidad pública de su salud y bienestar, la realidad a la que se enfrenta el paciente con VIH crónico es muy distinta, y viene marcada por una negación del derecho a la información y a la participación activa en la toma de decisiones que atañen directamente a su salud y calidad de vida.

En el cierre de su intervención, Diego Garcia concluyó que los comportamientos de los responsables y ejecutores públicos enlazan con la más rancia tradición de exclusión crónica a la que las personas seropositivas se enfrentan desde el inicio de la pandemia. Las situaciones de marginación, pobreza, privación de libertad y miedo a lo diferente son el caldo de cultivo para la expansión de una pandemia que, sin un compromiso claro por parte de los responsables públicos, continuará lastrando las cifras de resultados y comprometiendo las vidas de los más vulnerables, de las personas con menos voz. El ponente finalizó con un claro y rotundo mensaje que puso en pie a todo el auditorio: “Nos enfrentamos a momentos difíciles, donde las soluciones economicistas simplonas y tomadas sin un debido diálogo y consenso ahondarán más la brecha que se abre entre los que toman las decisiones, el personal sanitario y las y los pacientes. Ahora, más que nunca, necesitamos que se empiece a cronificar el trabajo en equipo, el respeto, el dialogo y la participación”.

Por su parte, el Dr. Felipe García, del Hospital Clínic de Barcelona, aportó la experiencia que su centro hospitalario lleva desarrollando desde hace unos años en la atención de un determinado número de pacientes con VIH. Se trata del hospital VIHrtual, un proyecto de telemedicina que tiene como objetivo no sustituir la relación clásica médico-paciente, sino mejorarla, haciendo que el paciente participe en su propio control. Según Felipe García, esta mayor implicación del paciente en su enfermedad requiere una disponibilidad de información y autogestión que sólo puede ofrecer una herramienta como la telemedicina, y probablemente comporte una mayor satisfacción del paciente, pero además debería conllevar un mejor control del mismo, asegurando las tomas de medicación, minimizando los efectos secundarios y, por último, implicando un ahorro económico importante tanto en gasto farmacéutico como de control del paciente.

El sistema de telemedicina (Hospital VIHrtual) puesto en marcha en el Hospital Clínic de Barcelona permite a 200 personas infectadas por VIH realizar los siguientes servicios a través de internet:

1.- Consultas virtuales: con el equipo médico, de enfermería, de atención psicológica, social y farmacéutico. Son de dos tipos: visita virtual concertada (mediante videoconferencia), consulta virtual esporádica (mediante mensaje electrónico).

2.- Gestión de la medicación: solicitud de medicamentos por parte del equipo médico al servicio de farmacia hospitalaria y envío a domicilio. Notificación de cambios en la terapia. Se dispone de herramientas de monitorización del tratamiento (adhesión, efectos secundarios, etc.).

3.-Gestión de la información: disponibilidad de acceso ilimitado a una información elaborada para pacientes sobre la enfermedad, medicamentos, efectos secundarios, posibilidades de futuro, ensayos clínicos, innovaciones, acceso a recursos de la zona, noticias...

4.-Gestión de la comunidad virtual: participación del paciente en una comunidad virtual con chat para compartir experiencias con otras personas atendidas a través de la misma herramienta. Asimismo, posibilidad de recibir y participar en charlas informativas periódicas con el equipo sanitario.

Durante el tiempo de debate, los doctores José Antonio Iribarren y Felipe García coincidieron en que el aumento cada vez más importante de comorbilidades en pacientes con VIH requerirá, en un futuro, una mayor participación e implicación de los profesionales de la atención primaria en el manejo de afecciones tales como la hipertensión, la diabetes, la prevención del riesgo cardiovascular, etc., al menos en un cierto número de personas con VIH. Esta atención compartida entre los diferentes niveles asistenciales comportaría, según ambos especialistas, una normalización en el manejo de la infección por VIH y de los pacientes seropositivos.

Diego García estuvo de acuerdo en que sería deseable potenciar el papel de la atención primaria en el seguimiento compartido de los pacientes con VIH; no obstante, para tal fin, citó dos de las principales limitaciones que obstaculizan las visitas de las personas seropositivas a sus médicos de familia y, en ocasiones, confiarles su estado serológico al VIH: por un lado, la falta de formación de los profesionales de atención primaria en la infección por VIH y, por otro, el miedo del paciente a que pueda ser conocido y difundido su diagnóstico en un centro de atención sanitaria de proximidad. Según García, ambos retos deberían ser abordados convenientemente para evitar una pérdida del seguimiento de estos pacientes.

Fuente: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.
Referencias: Iribarren JA. El paciente seropositivo crónico en la actualidad. Mesa Debate 1 (MD1): “Nuevas estrategias en la atención al paciente seropositivo crónico”. XIII Congreso Nacional sobre el Sida. 16-18 de junio. Santiago de Compostela.

García D. El punto de vista del paciente crónico. Mesa Debate 1 (MD1): “Nuevas estrategias en la atención al paciente seropositivo crónico”. XIII Congreso Nacional sobre el Sida. 16-18 de junio. Santiago de Compostela.

García F. El hospital VIHrtual. Mesa Debate 1 (MD1): “Nuevas estrategias en la atención al paciente seropositivo crónico”. XIII Congreso Nacional sobre el Sida. 16-18 de junio. Santiago de Compostela.

viernes, 18 de junio de 2010

Se inicia el primer ensayo de seguridad en África de un anillo vaginal que contiene un antirretroviral

El estudio, IPM 015, evaluará la seguridad y eficacia de un anillo flexible de silicona que contiene el ITINN dapivirina

Miguel Vázquez - 18/06/2010


En el transcurso de la reciente conferencia Women Deliver (que tuvo lugar recientemente en la ciudad de Washington, EE UU), el Partenariado Internacional por los Microbicidas [IPM, en sus siglas en inglés] anunció el inicio del estudio IPM 015, en el que se probará la seguridad y aceptabilidad de un anillo vaginal que contiene un fármaco antirretroviral de la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN): dapivirina.

IPM 015 es el primer ensayo que se realizará en África para determinar la seguridad y aceptabilidad de un anillo vaginal que incorpora un antirretroviral. Se trata de un estudio de seguridad de fase I/II, de distribución aleatoria, a doble ciego y controlado con placebo, de un anillo matricial que contiene 25mg de dapivirina.

El anillo vaginal empleado en este estudio está fabricado en silicona flexible, es duradero y se prevé que su distribución resulte sencilla, lo que lo convierte en una buena elección para su uso en los países en vías de desarrollo. Cada anillo liberará lentamente el fármaco a lo largo de un período de 28 días. De este modo, se espera que pueda ofrecer una protección duradera frente al VIH (aunque este ensayo no tiene por objetivo determinar la eficacia del producto). Tibotec Pharmaceuticals, una filial de la farmacéutica Johnson & Johnson, concedió a IPM una licencia libre de regalías para el desarrollo de este fármaco como microbicida con el fin de que se utilice en países con recursos limitados.

El ensayo IPM 015 contará con la participación de unas 280 mujeres sin VIH y sexualmente activas, inscritas en numerosos centros de investigación distribuidos a lo largo de varios países del África meridional y oriental, donde la epidemia del VIH/sida está actuando con mayor fuerza. Las participantes serán distribuidas de forma aleatoria para emplear un anillo con dapivirina o uno con placebo [es decir, que no contiene ningún fármaco activo], y tendrán que regresar al centro de investigación para sustituir el anillo cada mes a lo largo de los tres meses de duración del estudio. Además de la seguridad del producto, se pretende determinar la aceptabilidad que el anillo vaginal tiene entre las mujeres, así como el nivel de adhesión que éstas mostrarían hacia un producto de uso mensual.

Los anillos vaginales presentan una serie de posibles ventajas que podrían hacerlos muy adecuados para su utilización como microbicidas. Podrían proporcionar protección frente al VIH durante un mes, o incluso más tiempo. Resultan fáciles de usar, son discretos y su coste de fabricación es relativamente bajo. Además, son físicamente estables, duraderos y fáciles de distribuir, lo que los convierte en adecuados para su empleo en países en vías de desarrollo. También hay que destacar que ofrecen la posibilidad de administrar combinaciones de varios fármacos.

Hasta la fecha, IPM ya ha realizado cuatro ensayos en los que participaron mujeres en Europa (y hay otro en curso), en los que se probaron anillos vaginales que contenían dapivirina, que han evidenciado que resultan seguros y se toleran bien. Asimismo, los datos revelan que la absorción sistémica del fármaco [es decir, el paso del fármaco al organismo] es baja -lo que reduce la posibilidad de que aparezcan resistencias en el caso de que la mujer use el producto sin saber que tiene el VIH-, al tiempo que conseguían unas elevadas concentraciones en los fluidos vaginales a lo largo de 28 días.

Los anillos vaginales ya se emplean desde hace años en los países en vías de desarrollo como métodos anticonceptivos o para aplicar terapias hormonales. IPM ha decidido aprovechar las ventajas que ofrece este dispositivo adaptándolo al ámbito de la lucha contra el VIH, al incorporar fármacos antirretrovirales como los que ya han demostrado su eficacia en el tratamiento de la infección en pacientes seropositivos o en la prevención de la transmisión del virus de madre a hijo. Actualmente, la investigación en el campo de los microbicidas se centra en los denominados microbicidas de segunda generación (que incorporan fármacos anti-VIH), tras una cadena de fracasos en los de primera generación que culminó el pasado año con los resultados negativos de PRO 2000.

Si IPM 015 confirma la seguridad y aceptabilidad del producto entre las mujeres africanas, está previsto otro estudio de fase III para comprobar la capacidad de estos anillos con dapivirina para prevenir la infección por VIH. Este futuro ensayo comenzaría en 2011 y sus resultados se esperarían para el año 2015.

La organización IPM es un partenariado de desarrollo de producto, sin ánimo de lucro, cuyo objetivo se centra en acelerar la consecución y disponibilidad de unos microbicidas seguros y eficaces para su uso por parte de las mujeres de los países con recursos escasos.

Fuente: Comunicado de prensa / Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH.
Referencia: Initiation of the First Safety Trial in Africa of an Antiretroviral-Containing Vaginal Ring Designed to Prevent HIV/AIDS.